Los limpiaparabrisas son un elemento esencial para la conducción segura, especialmente en condiciones climáticas adversas. Aun así, muchas veces no se les presta atención hasta que fallan. Aunque pueden parecer un componente no tan importante, conducir bajo la lluvia o condiciones climáticas adversas con el limpiaparabrisas puede ser una tarea no solo engorrosa, sino que también peligrosa para el conductor.
Sin embargo, dilucidar la causa de que un limpiaparabrisas no funcione puede resultar complicado, especialmente si no hemos notado nada raro con anterioridad. Por ello, desde el renting de coches te explicamos las posibles razones por las que el limpiaparabrisas de tu coche podría haber dejado de funcionar, además de cómo solucionarlo manualmente.
Fallos en el limpiaparabrisas: cómo detectarlos y prevenirlos
Aunque parezcan un componente menor, los limpiaparabrisas son fundamentales para garantizar una buena visibilidad al conducir. Un fallo en su funcionamiento puede poner en riesgo tu seguridad, especialmente durante una lluvia intensa o una nevada inesperada.
Por eso, es importante conocer no solo las causas más comunes por las que pueden dejar de funcionar, sino también cómo mantenerlos en buen estado y qué hacer si fallan. A continuación, te contamos los motivos más habituales y cómo detectarlos.
1. Motor del limpiaparabrisas dañado
Uno de los motivos más comunes es un fallo en el motor que acciona los brazos del limpiaparabrisas. Este componente puede desgastarse con el tiempo o sufrir daños por una sobrecarga eléctrica. Si al accionar el mando no hay ningún tipo de movimiento o sonido, es probable que el motor esté averiado.
Este tipo de avería suele requerir una revisión profesional, ya que reemplazar el motor del limpiaparabrisas puede ser una tarea compleja según el modelo del vehículo. Si tu coche está en régimen de renting, lo recomendable es contactar con el proveedor para que gestione la reparación.
2. Fusible fundido
Un fusible quemado puede ser la causa de que el sistema no reciba energía. Consulta el manual de tu coche para localizar el fusible correspondiente y revisa si necesita ser reemplazado. Afortunadamente, esta es una de las reparaciones más sencillas y económicas.
Los fusibles pueden fallar por una sobrecarga puntual o por un cortocircuito en el sistema eléctrico. Aunque cambiarlo es fácil, si vuelve a fundirse tras el reemplazo, es señal de que hay un problema mayor que conviene revisar en un taller especializado.
3. Acumulación de hielo o suciedad
Durante el invierno, el hielo o la nieve pueden bloquear el movimiento de las escobillas, y si se intenta activarlas en esas condiciones, se corre el riesgo de dañar el motor. También puede ocurrir que la acumulación de hojas o suciedad en la base del parabrisas impida su correcto funcionamiento.
Para evitar esto, es aconsejable despejar manualmente la zona del parabrisas antes de activar los limpiaparabrisas en días fríos o tras haber aparcado bajo árboles. Además, una limpieza frecuente de las escobillas ayuda a prolongar su vida útil y mantener su eficacia.
4. Problemas con el brazo o las escobillas
A veces, el sistema eléctrico funciona correctamente pero las escobillas no se mueven debido a que el brazo está suelto o se ha desajustado del eje. También es posible que la goma de las escobillas esté tan desgastada que apenas ejerza presión sobre el parabrisas, dificultando la limpieza.
Una revisión visual puede ayudarte a identificar este tipo de problemas. Si notas que las escobillas se arrastran, hacen ruido o dejan zonas sin limpiar, es momento de ajustarlas o reemplazarlas. Es recomendable cambiarlas al menos una vez al año.
5. Interruptor o relé defectuoso
Otra de las averías habituales es que falle el sistema de forma intermitente o el movimiento se produce de forma errática. En estas ocasiones, el problema podría estar en el interruptor o en el relé que regula el funcionamiento del motor. Estos componentes electrónicos pueden deteriorarse con el uso y la humedad.
Este tipo de fallo requiere diagnóstico profesional. Un técnico podrá comprobar si el interruptor envía correctamente la señal al motor o si el relé está actuando de forma defectuosa. A veces basta con una sustitución sencilla para que el sistema vuelva a funcionar con normalidad.
Cuidados para evitar futuras averías
Para prevenir este tipo de fallos, es importante realizar revisiones periódicas al sistema del limpiaparabrisas. Cambiar las escobillas una vez al año, limpiar el parabrisas con frecuencia y no activar el sistema si hay hielo acumulado pueden prolongar notablemente su vida útil.
Si tienes un coche de renting, recuerda que este tipo de reparaciones siempre está incluido en el servicio. Consulta con tu proveedor para saber cómo actuar y si puedes llevarlo directamente a un taller concertado. Un mantenimiento adecuado no solo mejora la seguridad, sino que también evita costes innecesarios.