En un contexto en el que la Unión Europea está apostando fuertemente por la movilidad sostenible, los coches de diésel y gasolina tienen que hacer frente a más restricciones que nunca. Una de estas limitaciones era la que originariamente se conocía como norma Euro 7, cuya propuesta se ha ido modificando hasta satisfacer a los fabricantes de vehículos y a los gobiernos europeos.
Estas medidas reglamentarias limitan, entre otras cosas, las emisiones máximas que puede generar un vehículo. ¿Quieres saber en qué consiste la norma Euro 7, cómo afectará a la fabricación de coches de combustión y cuándo se aplicará? Desde el renting de coches te contamos todo lo que necesitas saber para mantenerte informado de las nuevas normativas.
¿Qué es la norma Euro 7?
La norma Euro 7 es una normativa sobre emisiones planteada por la Comisión Europea. Desde 1992, año en el que se instauró la Euro 1, la Unión Europea ha ido actualizando periódicamente esta serie de medidas reglamentarias para impulsar una movilidad sostenible que se ajuste al contexto actual.
Así pues, la Euro 7 es una actualización de la anterior Euro 6, que entró en vigor en septiembre de 2014 y cuyo objetivo, entre otros, es disminuir el consumo de combustible de los vehículos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Ocho países miembros en contra de la Euro 7
La primera propuesta de esta norma medioambiental era muy restrictiva con las emisiones de los coches diésel, por lo que su aplicación hubiese provocado que fabricarlos fuese mucho más caro, ya que obligaba a los fabricantes a integrar diversos componentes para asegurar que los coches cumpliesen con las emisiones exigidas.
Esto provocó que ocho estados miembro, entre ellos Francia e Italia, se posicionasen tajantemente en contra de la Euro 7. Al ser una propuesta de la Comisión Europea, es suficiente con que cuatro países que forman parte de la Unión Europea voten en contra para que esta no se apruebe, por lo que la negativa de estos ocho países provocó que la medida tuviese que ser suavizada para tratar de apaciguar a todos los estados miembro.
Consecuencias de la norma para los coches de diésel y gasolina
Al estar centrada en el impacto medioambiental de los vehículos, esta normativa influye especialmente en los coches de diésel y gasolina, puesto que son los que más gases de efecto invernadero emiten. Sin embargo, esta nueva propuesta revisada es mucho más clemente que la original y las emisiones máximas de estos vehículos no sufrirán tantas modificaciones. Estos serán los puntos centrales de la norma Euro 7 una vez sea aprobada:
Emisiones de los coches
Originalmente, la Euro 7 planteaba que las emisiones máximas de NOx (óxidos de nitrógeno) de los coches y furgonetas de diésel fuesen reducidas a la mitad. Esto hubiese provocado tener que usar materiales que encarecerían el proceso de fabricación entre 1.000 y 2.000 euros, una noticia especialmente preocupante teniendo en cuenta la apuesta de China por entrar en el mercado de automóviles de Europa.
En la nueva propuesta revisada, el límite máximo de emisiones de NOx será el mismo que el planteado en la anterior Euro 6, esto es:
- 60 mg/km de NOx para los motores de gasolina
- Y 80 mg/km para los de diésel.
Sin embargo, se duplicará el tiempo por el que los coches nuevos tendrán que cumplir con estos requisitos. Anteriormente eran 5 años o 100.000 km, mientras que ahora serán 10 años o 200.000 kilómetros de recorrido.
Partículas de freno y ruedas
Una de las mayores novedades es que también se tendrán en cuenta las partículas procedentes de los frenos y las ruedas, algo que no se contemplaba en ninguna de las normativas anteriores. Esto es especialmente significativo ya que afecta a los coches. En el caso de los vehículos de combustión, el límite es de 7 mg/km de microplásticos emitidos por los frenos y los neumáticos.
Pasaporte ambiental vehícular
Todos los vehículos tendrán que adoptar un pasaporte que indique su impacto medioambiental en el momento en el que se matricularon por primera vez: los diésel y gasolina tendrán que mostrar sus emisiones de NOx y CO2 y su consumo de combustible. Esta información deberá de mostrarse, al igual que la ITV, para que cualquiera solicite conocerla.
Frenar la manipulación de emisiones
Otro de los objetivos de la norma Euro 7 es frenar la manipulación de los datos de las emisiones, una práctica de la que han sido acusados algunos fabricantes y que consiste en truncar las mediciones de emisiones mediante distintos métodos. Para ello, la Euro 7 obligará a introducir sistemas que impidan la manipulación de emisiones.
¿Cómo afecta la Euro 7 a los coches eléctricos?
Pese a su apuesta por la movilidad sostenible, la Euro 7 también tocará algunos aspectos de los coches eléctricos, especialmente los microplásticos producidos y la duración de las baterías de estos vehículos.
Limitación de microplásticos
Mientras que en el caso de los coches de diésel, este límite era de7 mg/km, en los coches eléctricos es de solo 3 mg/km. Por lo tanto, los fabricantes de estos vehículos tendrán que esforzarse aún más para cumplir con esta normativa.
Duración de las baterías
Con el objetivo de que los coches eléctricos sean más duraderos, la normativa Euro 7 ha hecho especial hincapié en la duración de sus baterías. Así pues, este componente tendrá que mantener un rendimiento de al menos el 80% tras los primeros 100.000 kilómetros recorridos o una vez hayan transcurrido 5 años desde su matriculación, y de un 72% a los ocho años o 160.000 kilómetros.
¿A partir de cuándo se aplicará esta norma?
El Parlamento y la Comisión Europea han llegado a un principio de acuerdo para que esta normativa pueda aplicarse, pero aún falta que sea aprobada definitivamente. Una vez aprobada, los vehículos ligeros tendrán que aplicar los cambios impuestos por esta normativa a partir de 2027, mientras que los vehículos pesados tienen hasta 2029 para ajustarse al reglamento.
Los fabricantes cuya producción anual sea inferior a las 10.000 unidades, esto es, marcas de lujo o fabricantes pequeños, tendrán un año de carencia adicional para cumplir con los requisitos solicitados, esto es, hasta el 1 de julio de 2030.
Así pues, si bien originalmente esta normativa iba a encarecer y dificultar mucho la fabricación de los coches de diésel y gasolina, esta nueva propuesta es mucho más laxa y permisiva, lo cuál supone una bocanada de aire fresco para los fabricantes de vehículos.
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