El mercado de los SUV compactos está cada día más competido, y el Opel Grandland X es el candidato de la marca del rayo para tratar de hacerse un hueco en esa batalla sin fin por ser el todocamino más vendido.
Lo cierto es que este modelo parte con una gran ventaja, ya que comparte plataforma con el Peugeot 3008 y eso es una apuesta muy segura. Pero hay que reconocer que, más allá de la plataforma, las similitudes entre ambos modelos son escasas.
El Peugeot 3008 es un modelo muy atrevido, mientras que el Opel es un coche serio, práctico, familiar y funcional. ¡Vamos a conocerlo!
Conducción: como viajar sobre una alfombra mágica
El Opel Grandland X es un coche eminentemente cómodo. No en vano, su vocación de coche familiar que nos permite indistintamente hacer nuestras actividades diarias o irnos de vacaciones así lo requiere. Esto se traduce en una conducción suave y tranquila, con una suspensión que filtra a las mil maravillas y que hace que los baches y los resaltos urbanos no sean un problema.
Si a ello le sumamos una posición de conducción natural y relajada el resultado es fantástico para devorar kilómetros y kilómetros a sus mandos casi sin darnos cuenta. Evidentemente esta apuesta tan decidida por el confort merma sus prestaciones a nivel dinámico, por lo que la dirección no destaca por su precisión y los desarrollos de su cambio manual de seis velocidades son muy largos. Pero su vocación no es deportiva, por lo que nada de esto supondrá un problema para el conductor o los ocupantes. Al contrario, su dirección suave nos ayuda a aparcar y sus largos desarrollos reducen el consumo.
El Opel Grandland X es un coche noble y fiel, que pese a su estética SUV prefiere el asfalto y que se defiende a la perfección sobre él. Ya no solo por su confort, sino porque su aislamiento acústico es muy elevado, especialmente si monta el motor 1.2 Turbo de 130 CV. En resumidas cuentas, estamos ante un todocamino cómodo pero que se basa en la plataforma del Peugeot 3008, por lo que a nivel dinámico no desentona y es capaz de disimular a la perfección los típicos balanceos de la carrocería.
Diseño: cuando la discreción es una ventaja
Estéticamente el Opel Grandland X se muestra como un vehículo que no arriesga en absoluto y que intenta gustar a todo el mundo. Y aunque a la hora de la verdad es muy difícil que llegue a enamorar, lo cierto es que es prácticamente imposible que haya alguien a quien le parezca poco atractivo.
La palabra que mejor lo define es conservador. Su lenguaje de diseño es 100% Opel y luce una gran cantidad de elementos identificativos de la marca, pero la ausencia de parrillas estridentes o faros sobredimensionados le hacen parecer algo discreto en comparación con otros modelos del segmento. Y sinceramente, esto es algo muy positivo, porque en muchas ocasiones la discreción es una ventaja.
El frontal del Opel Grandland X es simple pero efectivo, y cuenta con una parrilla central con dos “alas” cromadas que la cruzan horizontalmente. En sus laterales encontramos unos faros con tecnología LED y un parachoques bastante ancho que integra diversas molduras decorativas, los faros antiniebla y las típicas protecciones plásticas de todo buen SUV.
En su parte lateral el diseño sigue siendo limpio y elegante, aunque con carácter. En la parte inferior de las puertas se sitúa una línea de diseño muy potente, que unida al techo flotante ayuda a mejorar la sensación de robustez del coche. Finalmente la parte trasera luce unas formas simples pero bien esculpidas, y es aquí donde destacan especialmente los pilotos LED, las protecciones plásticas del parachoques y las molduras decorativas.
Un interior ordenado en el que todo está donde tiene que estar
El habitáculo del Opel Grandland X destaca por replicar la receta estética del exterior, mostrando unas formas elegantes y poco recargadas en las que todo está donde tiene que estar. Los materiales son de buena calidad y tienen un tacto y unos ajustes más que correctos, mientras que por su parte los asientos delanteros son muy cómodos y ofrecen una gran cantidad de espacio.
La pantalla central está ubicada exactamente en el centro del salpicadero, y aunque no es de las más grandes de la categoría tiene unos gráficos muy intuitivos y conectividad completa con el teléfono mediante Android Auto y Apple CarPlay. Por su parte, la instrumentación es analógica pero dispone de un display de 4,2 pulgadas que integra toda la información del ordenador de a bordo.
Sea como sea, el punto fuerte del interior del Opel Grandland X está en las plazas traseras. Y es que es aquí donde nos encontramos con una gran cantidad de espacio para tres ocupantes, no solo para dos como suele ser habitual. Es evidente que los pasajeros de los asientos laterales serán los que disfrutarán de un mayor espacio tanto para la cabeza como para las rodillas, pero conviene destacar que en este coche la plaza central es muy aprovechable y suficientemente cómoda como para afrontar un viaje relativamente largo.
Así pues, las plazas delanteras son cómodas y las traseras ofrecen una gran cantidad de espacio incluso para tres ocupantes. ¿Y el maletero? Pues también destaca muy positivamente, ya que cuenta con una capacidad de 514 litros ampliables a 1.652 si abatimos la segunda fila de asientos.
Equipamiento del Opel Grandland X
El equipamiento del Opel Grandland X está enfocado principalmente a mejorar el confort y la seguridad de sus ocupantes, ya sea mediante un completo sistema de conectividad o mediante una gran cantidad de asistentes a la conducción. Estos son los más destacables:
- Sistema de control de aparcamiento: estamos ante un coche cómodo y práctico que se defiende muy bien en ciudad gracias a su dirección asistida suave, pero no hay que olvidar que sus 4,47 metros de longitud hacen que la ayuda proporcionada por el control de aparcamiento sea imprescindible.
- Conexión Android Auto y Apple CarPlay: este protocolo nos permite conectar nuestro teléfono al sistema de infoentretenimiento del vehículo y proyectar la pantalla del smartphone en el monitor central, situado en el salpicadero.
- Reconocimiento de señales: una cámara lee las señales de tráfico de la carretera y las proyecta en la pantalla de la instrumentación, recodándonos cuál es la velocidad máxima en todo momento.
Otros elementos de equipamiento que forman parte de este SUV son: seis altavoces, conexión Bluetooth y USB, Start & Stop, climatizador, carga inalámbrica, regulador y limitador de velocidad, volante de cuero, sistema ISOFIX, freno de mano eléctrico, asistente de arranque en pendientes, frenada de emergencia, indicador de presión de neumáticos, llantas de 17 pulgadas o luces con tecnología, LED.
Motor del Opel Grandland X
El motor del Opel Grandland X 1.2 Business es un bloque gasolina de 1.2 litros de cilindrada capaz de entregar una potencia de 130 CV y un par motor de 230 Nm. Equipa una caja de cambios manual de seis velocidades que transmite la potencia a las ruedas delanteras, acelerando de 0 a 100 km/h en 10,4 segundos y alcanzando una velocidad máxima de 197 km/h. Por lo que respecta al consumo, homologa un gasto de 6,2 litros cada 100 km según el ciclo de homologación WLTP.
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